Averías
Aunque la reparación de averías debe ser dejada en manos expertas, debemos realizar una serie de controles y ajustes sencillos para mantener los componentes del vehículo en perfecto estado de funcionamiento y de esta forma prevenir cualquier avería de importancia antes de que "sea demasiado tarde".
Por otro lado, cuanto más precisemos los síntomas, más fácil será para tu mecánico encontrar el origen del mal funcionamiento de tu vehículo.
Averías más frecuentes y sus posibles causas
Frenada débil
- Falta de líquido de frenos.
- Aire en el circuito.
- Tambor y forros mojados o engrasados (con frecuencia, por fugas del propio líquido de frenos).
- Falta de presión en el pedal de freno. La tensión en el pedal se recobra tras una serie de rápidas pisadas. El problema puede ser consecuencia de carencias en el circuito de freno, bien por presencia de aire o falta de líquido; avería en la bomba de freno (falta de estanqueidad); zapatas y tambor traseros muy desgastados.
Dureza en el pedal
- Canalización del líquido obstruida.
- Zapatas demasiado ajustadas.
- Pedal de freno sin juego inicial en vacío. Antes de entrar en acción los frenos debe haber un pequeño margen, de unos dos centímetros, en los que el pedal no actúe.
- Avería en el servofreno.
- Líquido de frenos en mal estado.
Ruido
- Forros de zapatas desgastados o mojados.
- Pastillas gastadas.
- Zapatas torcidas o descentradas.
Calentamiento
- Falta holgura entre zapatas y tambor (calentamiento sin llegar a pisar el pedal).
- Retorno defectuoso de las zapatas tras la frenada.
- Zapatas sucias o descentradas (calentamiento sin llegar a pisar el pedal).
Frenada brusca
- Alineación de ruedas.
- Forros de fricción defectuosos o engrasados.
- Amortiguadores blandos.
Desviación en la trayectoria de la frenada
- Zapatas rotas o forros en mal estado.
- Polvo, agua o aceite entre las zapatas y los tambores.
- Un cojinete de rueda en mal estado o incluso un palier torcido (por un golpe).
- Tambor deformado por desgaste o como consecuencia de exceso de temperatura.
